martes, 19 de diciembre de 2006

Escenario Político: Fuerzas tradicionales y emergentes.

Comenzando la década, el escenario político de nuestra comuna, está caracterizado por el predominio de las fuerzas políticas tradicionales, derecha respecto de las de centro izquierda.

Los espacios de poder político formal en nuestra ciudad, esto es, la municipalidad son el principal espacio de disputa, pero no el único. Las disputas parlamentarias son un claro escenario de lucha electoral y por último, ya no se le da una importancia menor al control de las organizaciones sociales, sindicatos, juntas de vecinos y los tradicionales “clubes sociales”, también son objetos de disputas.

Al igual que en el resto del país, desde mediados de la década del 60’, irrumpe con fuerza, un espectro importante de sectores de centro izquierda, especialmente aquellos de influencia socialcristiana, los que asumen la representación de los intereses de los sectores más postergados de nuestra sociedad restando poder a la derecha tradicional.

En nuestro escenario local, por un lado, está el partido Liberal y Nacional, representantes de la larga tradición de derecha presente en La Unión. A principios de 1970, los connotados dirigentes Enrique Larre, Werner Grob y Olga Boettcher Maetschl –figuras más destacadas de este sector- aparecen como militantes del Partido Liberal. En enero de 1973 Julio Humberto Hevia Lopetegui, Jaime Florín Smith, y Enrique larre[1] figuran como dirigentes del Partido nacional.

Los lideres y sectores de derecha son poseedores de prestigio e influencia en nuestra sociedad local. Estos representan, al igual que en el escenario nacional, los intereses de los grupos más acomodados de nuestra sociedad.

En el lado opuesto, aparecen el partido Demócrata Cristiano, el partido Socialista, el partido Radical y finalmente el partido Comunista. Estos asumen el rol, de representar a los sectores populares que presionan por cambios y mejoras en sus condiciones de vida. A principios de 1973 el consejo municipal tenía la siguientes representantes de partidos políticos de centroizquierda “Humberto Carabaote, Sergio Aguilera, pertenecientes a la Democracia Cristiana, Melitón Montecinos e Italo Gnecco pertenecientes al Partido Socialista”[2]

Tanto la Democracia Cristiana y el partido Socialista tienen representación formal en el municipio, y es a través de este espacio, que defienden los intereses populares. En cambio el partido comunista y otros grupos de extrema izquierda, están presentes en las distintas organizaciones sindicales, tanto urbanas como campesinas, en las juntas de vecinos estimulando la organización y la politización de estos sectores para que luchen por sus intereses. En cuanto al partido radical, al igual que en el escenario nacional a perdido su preeminencia e importancia y solo cuenta con el prestigio de antaño y algunos dirigentes históricos que gravitan en el ámbito social e informal de la política local.

La tradición de derecha en la ciudad de La Unión: “manda obliga y permite”, su prestigio y ascendencia está fundado en la tradición, siempre han gobernado. En el poder económico, son los dueños de las tierras y las industrias, están presentes en toda la actividad económica. Dominan amplias clientelas, fieles por las múltiples dadivas entregadas durante las elecciones y favores constantes a lo largo del tiempo.

En la figura de Enrique Larre, personaje al que le manifiestan simpatías desde todos los sectores sociales y políticos, se observan gran parte de las características de esta derecha siempre gobernante. Por ejemplo, a raíz de la derrota sufrida por el Partido Liberal, en las elecciones parlamentarias del 7 de marzo de 1965, plantea “La ciudadanía de la Unión en el día de ayer otorgó un decisivo veredicto electoral sobre la línea política a seguir, confiando una amplia mayoría al Partido Demócrata Cristiano y un fuerte revés al Partido Liberal, que creo haber representado tan dignamente en el municipio y alcaldía de La Unión.”[3] esto en sus preceptos obligaría a su renuncia al municipio, en sus palabras decía “He perdido la confianza del electorado y moralmente[esto] me impide mantenerme en el cargo de alcalde...” [En su visión no le] “permitiría encontrar las relaciones y armonía que debe existir entre la autoridad y los demás poderes del estado, y en aras del progreso y desarrollo de nuestra comuna...” [4] este episodio continua con un apoyo cerrado de todas las fuerzas presentes en el consejo municipal, tanto a su labor, por ende su visión de desarrollo para nuestra comuna, y, ha él como persona. El concejal Carabantes, demócrata cristiano define así su apoyo “No hay una razón fundamental que la justifique…luego continua, “No se le hará un vacío…La junta del Partido Demócrata Cristiano de La Unión dejo en libertad de acción a sus regidores para opinar y votar libremente.”[5] Los representantes del partido socialista a sí le manifestaban su apoyo: [en la junta del partido]“Llegaron a la conclusión que no podrían aceptar ni rechazar la renuncia porque(…) sería desconocer la labor realizada...[este continua]ha realizado una buena labor y no se ve motivo…”[6]

En el Señor Larre, se observa una visión de desarrollo para nuestra ciudad, con base en la industria y el turismo, por cierto, manejado por los sectores que tradicionalmente lo han hecho, pero que produciría un desarrollo general.

Esto se muestra a través de su larga trayectoria y múltiples intervenciones, que realiza desde las distintas posiciones de poder que ostenta, sus preocupaciones van desde los problemas provocados por la cesantía, el transporte público, la salud y educación en nuestra comuna.

Una de sus iniciativas, más destacadas por el desarrollo local, es el establecimiento y desarrollo de la industria, por ejemplo IANSA, liderando con empuje su instalación, tanto desde su posición como líder político como empresario.

Su visión de desarrollo para nuestra ciudad es constante y no registra mayor variación en el tiempo, incluso no tiene mayor contradicción con el gobierno dictatorial que asume el control de nuestro país posterior a 1973, ya que asume las tareas y cargos designados y de esta posición trata de estimular el progreso unionino.

Está visión tampoco varía entre sus correligionarios más destacados. Roles e iniciativas importantes para el desarrollo de nuestra ciudad son encabezadas por Werner Grob, y Olga Boettcher.

La visión del progreso unionino, propuesta y llevada a cabo por este sector tradicional de nuestro escenario político, consideraba un bienestar generalizado, el que no fue tal.

Este liderazgo, estaba más de las veces cargado de buenas intenciones, lo que es insuficiente frente a las enormes presiones de una sociedad unionina cada vez más numerosa y carente. La implementación de políticas efectivas, que busquen mejorar las condiciones de los sectores sociales más postergados fueron implementadas, de acuerdo con las capacidades propias de las fuerzas implicadas por ejemplo la municipalidad.

El desarrollo de una sociedad como la unionina, con enormes contradicciones, respecto del ingreso, la vivienda, la educación, la participación política efectiva de la población, no podían ser superadas, sólo en un par de años. Debido a su profundidad y continuidad en el tiempo. Amplios sectores no sólo carecen de empleo, sino de educación, vivienda oportunidades efectivas, estados criticos de carencia acumulados tras largos años de aplicación de un módelo que a lo más aspiraba al chorreo de los beneficios generados.

Superar sólo con una visión patronal paternalista vinculada al empresariado local con claros afanes de lucro y por tanto no de un desarrollo armónico y sustentable para todos.

En muchos casos, las políticas implementadas, no significaron efectivamente progreso ni mucho menos bienestar para todos, más bien el modelo de desarrollo económico, social y político -descontando sus buenas intenciones-, aumenta las contradicciones y muestra características de una política de chorreo, con grupos claramente beneficiados, respecto de otros crecientemente pauperizados.

El mundo de izquierda, trata de representar a los amplios sectores que no se benefician de manera correcta, respecto del desarrollo de nuestra comuna.

Intervienen, sin cambiar de manera profunda la correlación de fuerzas existentes, si bien antes de 1973, tienen escaños en el consejo municipal ye en le parlamento, sus iniciativas están al alero de las decisiones de la derecha tradicional y más bien se cuadran y le dan legitimidad a sus propuestas.

Siguen primando las visiones de la derecha tradicional que domina nuestra comuna. En tanto, posterior a la intervención militar de 1973, desaparecen como en muchos lugares de nuestro país y se abocan una resistencia pasiva, que no implica organización de los sectores populares.

No se observa, una resistencia efectiva, organizada que al menos invite y proponga un cuestionamiento generalizado de lo que estaba sucediendo, esto, como en otros lugares de nuestro país, se produce, por la cruenta intervención militar, que intimida tanto a dirigentes como a los sectores sociales comprometidos.

Los sectores de izquierda presentes en la comuna, son el reflejo de lo que sucede a nivel país. Tienen una amplia simpatía y ascendencia en las distintas organizaciones sociales y sindicales, juntas de vecinos, pero que en la lógica de la época, buscan más su representatividad, más que permitir el protagonismo de estas en el juego político. La política sigue siendo de salón, juego de cúpulas y de elites que representan sus propios intereses. Con la intervención militar, los grupos sociales organizados son disueltos a través de la intervención directa en sus organizaciones, en base al reemplazo y suplantación de las mismas.

En La Unión, la intervención militar se hace efectiva, con el reemplazo de las autoridades locales por la designación de autoridades de origen militar. Y en las organizaciones sociales, se hace efectiva, cuando cambian a los dirigentes de todas las juntas de vecinos, sindicatos y otras organizaciones por líderes a fines al régimen, esto a objeto de implementar de manera directa los planes de país creados desde Santiago.

Los cambios en las dirigencias de las juntas de vecinos muestran su carácter autoritario, por ejemplo, en los oficios intercambiados entre el alcalde Smith -perteneciente al partido nacional, elegido tras la renuncia de Enrique Larre sólo por los partidarios del partido nacional, tras muchas reuniones y lento reconocimiento del régimen militar-, y el gobernador designado mayor de carabineros don Mario Molina Hernández los que tenían el siguiente tenor “ Cumpliendo con sus instrucciones al respecto, me es grato adjuntarle a la presente nómina en duplicado con los nombres de las personas que esta alcaldía sugiere desiganar como dirigentes de las de las distintas unidades vecinales urbanas de la comuna de La Unión(…)Las personas indicadas, un vez ratificadas por la Gobernación del Departamento, se abocaran a la tarea de reorganizar su respectiva unidad vecinal, elaborar los planes de obras a emprender y dar formación a la unión comunal de juntas de vecinso”[7]

Por ejemplo se cambian las juntas de vecinos y son reemplazados por dirigentes comprometidos con el régimen dominante, a petición del gobernador de la época Mayor de carabineros don Mario Molina Hernández. Tal es el caso de, la unidad vecinal Nº 1 Llollelhue Norte, La unidad vecinal N2 Llollelhue norte, La unidad vecinal Nº 3 la Unión sur, La Unidad vecinal Nº 4 La Unión centro y La Unidad vecinal Nº 5 La Unión Norte. Por ejemplo en la unidad vecinal Nº 1 asume su control los siguientes dirigentes:
“Unidad vecinal Nº 1 Llollelhue Norte
Presidente Werner Grob.
Vicepresidente Pedro Valdivia.
Secretario Federico Siegle.
Tesorero Julio Hevia l.
Directores Adelina Solís.
Sigisfredo Rubio.”[8]

Los sectores populares son suplantados desde el mundo empresarial y terrateniente, a orden del régimen militar imperante, que imponen con arrogancia su visón de país, la que implica un orden social, económico y político condescendiente con los enormes cambios que se impondrían a nuestra nación. Desde las unidades vecinales provienen las propuestas de cambio, por tanto al tener este origen, son legitimas aspiraciones del pueblo.

Estas propuestas en una primera etapa apuntan al orden y contención, por ejemplo a petición de las unidades vecinales Nº 2 , Nº 3 y Nº 4 al alcalde don Jaime Florín Smith, “[Solicitan] tenga a bien[el señor comisario don Mario Molina Hernández] disponer que la comisión de alcoholes y personal de la tercera comisaría proceda a fiscalizar[9]

Conclusión preliminar general

Si bien, La Unión presenta un desarrollo económico y urbano considerable, este es insuficiente respecto del peso demográfico y modelo de distribución que posee, no deja de tener el rostro de una comuna pobre con múltiples problemas.
Hasta entes de 1973, son incontables las carencias y constante el déficit de empleos y la falta de flujos en el erario municipal.

Con la intervención militar, ser cree mejorar, en estas situaciones de carencia y contradicción social, pero sólo se aplaca la presión popular. No se mejora en términos económicos y urbanísticos de manera importante a lo largo de los 70’s, La Unión continua teniendo más el rostro de una comuna pobre con muy mala distribución de la riqueza que genera.
Respecto del escenario político las fuerzas que optaban por la representación popular y cambios a favor de éstas, son sacadas a través de la intervención militar, a su vez que los sectores sociales organizados son suplantados por autoridades y dirigentes designados por el régimen, obteniendo a través de esta intervención un sociedad pasiva que permitan la implementación de las políticas consideradas correctas en la época.
[1] Consejo municipal, Oficio Nº 16 8 de enero de 1973.
[2] Ibid.
[3] Consejo municipal, 15 de marzo de 1965. Fs. 1
[4] Ibid.
[5] Ibid. Fs. 2
[6] Ibid. Fs. 2 - 3
[7] Municipalidad de La Unión, oficio Nº 29 del 26 de marzo de 1974. fs 1
[8] Municipalidad de La Unión, oficio Nº 29 del 26 de marzo de 1974. Fs 2
[9] Municipalidad de La Unión. Oficio Nº 93, 26 de junio de 1974.

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la señorita Olga Boettcher defilando frente al edificio municipal

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