martes, 19 de diciembre de 2006

Desarrollo urbano: Presión, Pobreza y Desarrollo.

Las descripciones de la época, presentan una comuna dinamizada por dos factores, respecto de su desarrollo como centro urbano: el aumento de la población, que presiona por mejores y más instalaciones; y las carencias que se hacen evidente respecto de un centro urbano que aparenta desarrollo y que invita ha asentarse, pero que en la realidad se muestra pobre y carente. La población según las autoridades de la época la estiman en “20.000 habitantes,[y en la] comuna[unos] 40.000habitanes, (...) a lo ancho desde el Lago Ranco hasta el pacífico y su límite sur, que la separa de la provincia de Osorno es el río Bueno en toda su longitud”[1]

El aumento de la población urbana, se evidencia en los censos de 1960 y de 1970 donde se registraba una población de 000000 y 00000 respectivamente.

Este incremento se explica, por el crecimiento vegetativo, pero de manera más importante y notoria, por la migración campo ciudad. La población campesina en la década del 60’ corresponde a 00000 mientras que en la década del 70 corresponde a 00000, mostrando claramente, que esta población se traslada a la ciudad en busca de mejores condiciones de vida, las que estarían determinadas por la posibilidad de obtener, tanto un mejor empleo, como mejor educación y salud; muchos son los testimonios en este sentido, que clarifican ésta afirmación por ejemplo el ex alcalde don Enrique Larre dice al respecto: “No sólo corresponde a una migración intra comunal sino, me atrevería a decir una migración interprovincial…” .

Estos grupos de población, presionan de manera organizada y dispersa por trabajo, vivienda y mejoras urbanas: agua potable, alcantarillado son los temas que predominan en la agenda comunal. Por cierto, estos temas son propios de los sectores populares, mientras los grupos depositarios de los beneficios económicos de genera nuestra comuna, no se ven afectados en la magnitud de los anteriores.

Estas condiciones, no son nuevas, en lo absoluto en nuestra comuna, ya el concejal Grob en sesión en 1965 planteaba: “Prohibir la ubicación de nuevas familias bajo el puente LLollelhue, ya que han estado llegando algunas y dando (…) una triste visión de miseria, ya que viven en condiciones subhumanas. [Propone la habilitación de] “200 viviendas baratas para ubicar a los pobladores marginales”[2].

Las autoridades, a través de múltiples misivas, señalan éste déficit habitacional, por ejemplo, en 1971 en el plan de desarrollo comunal, se establecía la necesidad de:“viviendas para 75 empleados particulares o fiscales 150 viviendas CORVI de 50 m2 y 200 de auto construcción”.[3]

Los distintos grupos sociales presionan por viviendas, así como por infraestructura urbana necesaria para un establecimiento relativamente satisfactorio; predominan las calles sin pavimentar, la falta de iluminación pública, se carece de agua potable y servicios sanitarios en barrios populosos y en nuestro hospital.

Son recurrentes estos temas en la agenda y discusión del consejo municipal, aunque éste, muchas veces muestre a nuestra ciudad como un centro plenamente urbanizado, esto, respecto de la visión de desarrollo económico fijado en el turismo, no se podía mostrar una ciudad carente de servicios mínimos a los potenciales visitantes.
Tanto el déficit habitacional como el déficit de infraestructura urbana trata de ser paleado por el gobierno central a través de CORVI y CORAHABIT.

A comienzos de los 70’ se construyen los populosos barrios el “Maíten y Radimadi”, alternativas que se muestran insuficientes ya que la presión por viviendas supera con creces la repuesta central. Aun cuando La Unión es presentada como una ciudad pujante, incluso en estas presentaciones no se pueden ocultar sus problemas ““La unión tiene una ciudad bien urbanizada con un 90% de calles pavimentadas, un 100% de iluminación a gas de mercurio y con edificación en gran porcentaje en buenas condiciones. Se han construido y están actualmente en construcción poblaciones como el Maíten, LLollelhue, Radimadi y IANSA. Que aun no terminan por paliar el déficit habitacional existente”[4]

Son variadas las referencias de malas calles y la falta de iluminación pública, los problemas generados por barrios que aparecen como callampas alrededor de los recién construidos; y otros en sectores al margen de la ciudad, es constante, la referencia en el consejo municipal de barrios con carencias “Camilo Henríquez, barrio popular formado prácticamente en su totalidad por obreros y gente de modesta condición económica y que esta(…) a sólo tres cuadras de la plaza(…) prolongaciones, R Boettcher y Arturo Prat sur y norte no posee electrificación”[5]

La falta de viviendas, y la construcción de otras obras revisten una problemática extra: El empleo, en la visión del consejo de la época, la cesantía existente se mitigaría en parte, con los empleos que se generarían en este sector de la economía local. Son apreciadas las plazas generadas en la construcción de viviendas así como también las generadas en la construcción de edificios públicos de los que adolece la comuna como son: edificios de administración pública, el Juzgado y la cárcel.

Cuando a inicios de la década, entraba en funcionamiento la planta de procesamiento de remolacha para azúcar, en Rapáco, dependiente de la empresa estatal IANSA, se esperaba una gran progreso para la comuna, lo que en gran medida se cumple, pero, que por cierto no atajan el problema de cesantía existente. Las plazas de trabajo generadas por IANSA Rapáco, tanto las permanentes como los temporales, son insuficientes, además la fuerza de trabajo capacitada para la construcción de la planta es parte de los grupos de cesantes presentes en la comuna. Estos trabajadores fueron instruidos por INACAP, a objeto de participar en la construcción de la planta de procesamiento de azúcar localizada en Rapáco. Estos trabajadores llaman al consejo a justificar sus planes de construcción de obras publicas para absorber para de esta población cesante.

Las múltiples carencias urbanas, junto a la cesantía se muestran con enorme crudeza cuando los ciclos naturales manifiestan su fuerza.

En invierno las calles colapsan y el lodo abunda. Los barrios populosos se ven anegados, aparecen los refugios y la gente que vive bajo el puente marca aun más este rostro de pobreza sacado a relucir por las inclemencias del clima propio de nuestra zona. Al revés, en verano el desabastecimiento de agua y la falta de alcantarillado se hacen notar especialmente en el barrio Caupolicán, el Hospital, entre otros, a tal punto que las autoridades llaman a campañas por un uso racional del vital elemento “[es necesaria] Una campaña destinada a racionalizar el consumo de agua potable y evitar las considerables perdidas de este vital elemento [continúan] …Los vecinos de la unidad vecinal Nº 3 La Unión norte, y del barrio Caupolicán, han organizado un calendario de repartición de agua potable”[6].

En el periodo de estudio (1970 -1975), se pueden obtener las siguientes conclusiones:

El aumento de la población urbana, genera una fuerte presión hacia este centro urbano, evidenciando sus carencias y la contraposición de rostros que conviven en este espacio urbano: uno que goza de un holgado bienestar y otro sobrevive entre la cesantía y la pauperidad se describe a la población aldea campesina como un barrio donde“las aguas servidas y materias fecales salen al exterior derramándose sobre patios, huertas y vía pública”[7]. Cabe señalar que este barrio, es de reciente construcción e inauguración.

Si bien La Unión muestra múltiples beneficios respecto de otros centros urbanos como por ejemplo: Río Bueno, este no alcanza a toda la población y muchas veces es una publicidad que juega en contra, ya que atrae a más población, la que aumenta la presión por estos beneficios. Haciendo aún más insuficiente la infraestructura pública: las autoridades claman por ampolletas, pavimentación, puentes nuevos y reparar los existentes, edificios de administración pública, escuelas, parques deportivos, parques industriales. etc. Contando, más de las veces con déficit presupuestario y una dependencia extrema de la administración central.
Estas situaciones, no varían en lo absoluto, respecto de las administraciones que existen el contexto nacional, con el gobierno de la Unidad Popular como con el Gobierno Militar, esto por que, no varían en lo esencial respecto de la centralidad de los recur5sos para el desarrollo local. Y en el sentido de la administración local son las mismas fuerzas las que gobiernan antes de 1973 como posterior a este, por lo tanto continúan con su política de desarrollo urbano y social sin mayores variaciones, claro está con un cambio importante respecto del mundo popular: no existen organizaciones, ni representantes que presionen por la premura de las mejoras en nuestra ciudad.
[1] Alcaldía, Oficio 121 , 5 de julio de 1973
[2]Consejo municipal. Acta, 15 de abril de 1965.
[3] Consejo municipal. Oficio, 12 de mayo de 1971.
[4] Consejo municipal. Oficio Nº 121, 3 de julio de 1973. Fs. 1
[5] Consejo municipal. Oficio N° 12, 2 de febrero de 1971.
[6] Consejo municipal. Oficio, Nº 133 del 27 de abril de 1972.
[7] Oficio Nº 100, 13 de noviembre de 1970.

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la señorita Olga Boettcher defilando frente al edificio municipal

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