martes, 19 de diciembre de 2006

CHAIHUINEROS, Carlos Uribe: En la época 19 años aprox. Hoy 77 años.

HISTORIA DE PEDRO CANQUIL Y EL COÑO GONZALEZ.
“Este era un trabajador de la firma que empezó a mirar a la mujer de otro, un día se le tiro y la mujer lo amenazó con decirle a su esposo...”

“Pasaron los días, cuando este, ya decidido la espero escondido entre medio de unas matas esperando la oportunidad de aprovecharse de la mujer, justo cuando fuera a lavar ropa al río. Canquil la estaba esperando detrás de unas matas y se le tiro, se le subió en cima, cuando de un repente la mujer saco uno de estos cuchillos como corvo de su delantal y le cortó la guata, lo vació, por “come chivo y aviolador”. El hombre camino unos pasos y luego cayo, lo enterraron ahí mismo, hicieron un hoyo y nada más, nadie pregunto por él ni lo velaron aunque vino gente a acompañar, nadie reclamo...”

“Así era, a los que llevaban mujer ligerito se la deseaban. No pasaba ni un mes cuando el hombre no volvía, y era por que alguien en la faena lo había hecho finado. Así se quedaban con las mujeres de otros. Uno después se quedaba cuidándola pa’ que no se arranque...”

“Habían guevones malos haya arriba, los pacos no iban, una vez le cortaron las botas y la cincha a uno y lo mandaron a pie pa’ el pueblo.”

La gente, se iba a trabajar a la firma por que el sueldo era bueno, supóngase usted, un trato de 30 escudos pa’ tres, le alcanzaba pa’ cuando venían al pueblo, pa’ comprar toda una cantina con 15 escudos la compraban, si los Chaihuineros eran nombrados.

Lo otro era la pulpería, tenía de un todo, queso, la yerba, el café, la harina de un todo, oiga si la gente tenia de 7 quintales de harina. Mire usted, sin una vez hueco jote (por lo negro) pidió en la pulpería 3 quintales, es que pa’ llevarle a su mujer, no se pa’ que sino tenía aunque parece que después encontró.

Una vez, vinimos al pueblo con cuatro colegas más. Tomamos todo un mes y se nos acabo la plata. Yo vendí mis dos yuntas gueyes, y mi socios dos más, tomamos tres meses en un cabaret del barrio matadero. Cominos y tomamos, ni nos levantamos y con mujeres. A si era la cuestión, hasta que se nos acabo la plata, a mi a Isaías, Luis, Mundo Carrasco y Chepinao.

Los cabaret, traían a las guasitas como empleadas; Pero en la noche le daban un buen trago y rapidito las cauras iban a la pela, si esa vez vendimos hasta las mantas...”

Los camiones bajaban hasta el hospital, antes había una canoa. Y ahí estaban, los colegas que nunca faltan esperando.

Otros que no iban a trabajar, por ejemplo: habían unos que esperaban el pago, no mas pa’ cogotiar. Pucha estos no trabajaban nada, igual venían al pueblo con la plata ajena. Otros, trabajaban 15 días, ahí uno tenía derecho a pedir en la pulpería, estos pedían y luego se iban a negociar con los hijueleros de santa Elisa. Si haya pagaban buen sueldo y daban buena comida la Colun entregaba cada quince días quesos uno podía pedir unos dos, tres, de unos 2.5 Kg.

También, era un escondedero de gente mala, dejaban la caga en el pueblo y luego arrancaban pa’ arriba y hasta ahí no más llegó la búsqueda. Los pacos no iban pa’ arriba tenían miedo, fíjese que cuando venían al pueblo un par de pacos se atrevían a controlar algo los demás ni se aparecían por el barrio matadero.

En la firma no vendían trago, pero siempre había, no faltaba la plata pa’ comprar, pero si faltaba, uno cambiaba por harina porotos alverjas o calzoncillos, pasaban el vino en un cuero de vaca amarrado con elásticos en la tardecita debajo de los camiones, mire si eran muy pillos.

Había mucha madera los camiones bajaban día y noche apilaban en Rapaco haya estaban los castillos, era pura madera de exportación, puro alerce y pino mañio la mejor madera que hay. La transportaban en 7 hasta 30 carros de alerce, las basas puta que eran grandes si votaban los palos con cartucho le hacían unos hoyos y ¡Pau!, daba cinco vacas, 5 cuartones.

El coño González llegó con un ternito fajineta, no sabía hablar si a mi me preguntaba como se les hablaba a las mujeres, si por no saber hablar le pusieron coño, llegó de huinchero, luego estuvo de pulpero y después de administrador, este guevon se cago a unos viejo que los llevaron por Temuco a ver una montaña pa’ ver cuantas pulgadas daba un monte. Este les dijo que tenían pega como pa’ 5 años la faena duro como un año y con esa plata le compro en casas azules a don Federico Boettcher.

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la señorita Olga Boettcher defilando frente al edificio municipal

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